El entierro de Yrigoyen llevado a cabo ayer me ha sugerido las siguientes reflexiones personales. Fue un lúgubre candombe, extraordinariamente pintoresco a los ojos del observador. Orgía de instintos, desde la superstición inverosímil hasta el fanatismo de todo calibre. Tropa desatada de primitivos,turba sin origen. Parecía como si el espectáculo de la muerte para aquella comparsa fuera una fiesta dionisíaca y ancestral (...) Lo que se puede decir con certeza, después de ver el espectáculo de la turbamulta suelta en el entierro deYrigoyen, es que para el país se acerca, sin duda alguna, la hora de las masas
Autor : Federico Ibarguren
Brevario político
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